Empezar a construir con mis propias manos y con las piedras de la propia tierra me hizo darme cuenta de que iniciaba una nueva forma de vida guiada por el estudio Ros Falguera Arquitectura.
En la finca de mi abuelo, en medio de olivos y algarrobos, he empezado a construir mi refugio mental y físico: donde uno sólo oye el canto de los pájaros y huele el olor a romero fresco. Ros Falguera ha diseñado un lugar orgánico, acogedor, protegido por la tierra sobre sus tejados, donde la luz penetra tanto por cúpulas vidriadas como por ventanas abiertas al paisaje; un espacio donde sentir el cobijo que necesitamos para poder prepararnos antes de emprender cada estación de la vida fuera de él.
Se trata de un espacio abierto a la naturaleza desde el que se puede admirar la tranquilidad y el respeto por ella.